Woody Allen es uno de los directores de cine más prolíficos que podemos encontrar en el panorama actual. Con una periodicidad casi anual nos ofrece nuevos y divertidos guiones. Inteligentes y reflexivos. Una vez superada con nota alta su etapa londinense (Match Point, Scoop y Cassandra´s Dream), Allen recuperó el favor de la crítica y público estadounidense con Vicky Cristina Barcelona (2008).
Rebecca Hall y Scarlett Johanson interpretan a Vicky y Cristina, dos jóvenes americanas que llegan a Barcelona con propósitos diferentes. El personaje interpretado por Rebecca Hall, Vicky, está preparando una tesis sobre la cultura catalana. Es una mujer tradicional y está comprometida. Mientras, su gran amiga Cristina prefiere las relaciones pasionales y vehementes. Una noche, el carismático y seductor pintor Juan Antonio (Javier Bardem) las invita a pasar un fin de semana en Oviedo, desencadenando un lío amoroso poco convencional.
El cineasta neoyorquino retrata a una clase alta atormentada por las dudas, en busca de nuevas experiencias en contradicción con la aparente moralidad de su entorno -la cómoda y monótona existencia junto al marido o la bohemia y seductora nueva vida con el amante-. Las preguntas sobre el sentido de la vida y las relaciones de pareja se suceden, como en sus anteriores películas, entre salones perfectamente decorados y salas de arte, en compañía de incipientes escritores, pintores y actores de teatro. Ambientes lujosos, charlas regadas con buen vino y una fotografía cálida y sugerente.
Pero el plato fuerte y chistoso de esta historia nos lo sirve, bajo una imagen de chiflada y neurasténica, Penélope Cruz, que interpreta a la temperamental, visceral y trastornada ex mujer de Juan Antonio. Papel que le valió el Oscar a la Mejor Actriz Secundaria en 2009. La aparición de Pe en escena aporta un nuevo ritmo a la cinta gracias a los desequilibrios que sufre el personaje, demente y frágil. Inseguro y vacilante ante la búsqueda de una experiencia sentimental plena.
Parece imposible rodar esta tórrida historia en otro lugar que no sea Barcelona, brillante y cálida bajo la influencia de la luz del Mediterráneo. Los espacios abiertos y colores de Oviedo también resultan irremplazables. Las Ramblas y la arquitectura de Gaudí se suceden con un ritmo y una rapidez casi mágica de la mano del director de fotografía Javier Aguirresarobe.
En la banda sonora encontramos desde la desenfadada y pegadiza canción Barcelona de Giulia y los Tellarini hasta seductoras melodías flamencas como Entre dos Aguas de Paco de Lucía o Asturias de Juan Quesada. Fascinante e insinuante resulta también Big Brother de The Stephane Wrembel Trio.
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