miércoles, 24 de septiembre de 2008

Fabulosa Vicky Cristina Barcelona



Woody Allen es uno de los directores de cine más prolíficos que podemos encontrar en el panorama actual. Con una periodicidad casi anual nos ofrece nuevos y divertidos guiones. Inteligentes y reflexivos. Una vez superada con nota alta su etapa londinense (Match Point, Scoop y Cassandra´s Dream), Allen recuperó el favor de la crítica y público estadounidense con Vicky Cristina Barcelona (2008).

Rebecca Hall y Scarlett Johanson interpretan a Vicky y Cristina, dos jóvenes americanas que llegan a Barcelona con propósitos diferentes. El personaje interpretado por Rebecca Hall, Vicky, está preparando una tesis sobre la cultura catalana. Es una mujer tradicional y está comprometida. Mientras, su gran amiga Cristina prefiere las relaciones pasionales y vehementes. Una noche, el carismático y seductor pintor Juan Antonio (Javier Bardem) las invita a pasar un fin de semana en Oviedo, desencadenando un lío amoroso poco convencional.


El cineasta neoyorquino retrata a una clase alta atormentada por las dudas, en busca de nuevas experiencias en contradicción con la aparente moralidad de su entorno -la cómoda y monótona existencia junto al marido o la bohemia y seductora nueva vida con el amante-. Las preguntas sobre el sentido de la vida y las relaciones de pareja se suceden, como en sus anteriores películas, entre salones perfectamente decorados y salas de arte, en compañía de incipientes escritores, pintores y actores de teatro. Ambientes lujosos, charlas regadas con buen vino y una fotografía cálida y sugerente.



Pero el plato fuerte y chistoso de esta historia nos lo sirve, bajo una imagen de chiflada y neurasténica, Penélope Cruz, que interpreta a la temperamental, visceral y trastornada ex mujer de Juan Antonio. Papel que le valió el Oscar a la Mejor Actriz Secundaria en 2009. La aparición de Pe en escena aporta un nuevo ritmo a la cinta gracias a los desequilibrios que sufre el personaje, demente y frágil. Inseguro y vacilante ante la búsqueda de una experiencia sentimental plena.


Parece imposible rodar esta tórrida historia en otro lugar que no sea Barcelona, brillante y cálida bajo la influencia de la luz del Mediterráneo. Los espacios abiertos y colores de Oviedo también resultan irremplazables. Las Ramblas y la arquitectura de Gaudí se suceden con un ritmo y una rapidez casi mágica de la mano del director de fotografía Javier Aguirresarobe.

En la banda sonora encontramos desde la desenfadada y pegadiza canción Barcelona de Giulia y los Tellarini hasta seductoras melodías flamencas como Entre dos Aguas de Paco de Lucía o Asturias de Juan Quesada. Fascinante e insinuante resulta también Big Brother de The Stephane Wrembel Trio.

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